¿El mejor fichaje? Un joven valor semidesconocido

6/02/2013

AF7 2013 - Barcelona: Interiores de lujo



El Barcelona en esta edición de 2013 de AF7 es sin duda un equipazo: todas las líneas se encuentran bien cubiertas, aunque si por algo ha destacado especialmente en las semifinales frente al Real Madrid, a mi juicio, es por su línea de mediocentros-interiores. Oh là là, que diría un gabacho. Yo he quedado francamente impresionado: y es que el Barcelona parece tener una máquina de crear centrocampistas de toque modernos. No son ni mucho menos fotocopias, pero tienen ese algo indefinible con balón que les hace mágicos. Hablo (por orden de preferencia personal) de Nil Fabregó (dorsal 4), Nicolás González (dorsal 14) y Guillermo Amor (dorsal 6), trío al que habría que añadir a Nsumane (dorsal 10), éste superior físicamente y con unas cualidades más alejadas, aunque técnico e inteligente (no es típico negro que a estas edades destaca únicamente por su físico, además en este caso su papel ha sido secundario). Dos puestos para 3 ó 4 jugadores (Nsumane también ha sido utilizado de carrilero derecho). Precisamente fue Nil Fabregó el que menos minutos dispuso sobre el terreno de juego, pero ya desde el primer contacto con la pelota se ganó mi aprecio: es uno de esos jugadores delicados, que miman el esférico como si fuera su hermanito pequeño, cuyo golpeo de balón extasía, anonada y aletarga al aficionado. Elegante, delicado, preciso; juega fácil, o más bien, cuando el balón pasa por sus pies todo parece la mar de sencillo. Pese a su indudable calidad técnica jugó en beneficio del equipo: es decir, no abusa de la jugada individual, más bien mueve al equipo a su antojo, da el pase necesario –a veces más profundo, otras más horizontal-, su criterio es ciertamente envidiable. Con mucha pausa y calma, su sangre no se encuentra en estado líquido, sino más bien parece haber solidificado (de la tranquilidad y seguridad que transmite). Precisión, criterio, inteligencia, aparente sencillez, golpeo de pelota soberbio, excelente visión de juego, regate en una baldosa, abrumadora técnica: desde luego que me ha dejado impresionado. También se ha mostrado implicado en labores defensivas, aunque no he sido capaz de medir su nivel en ese apartado. David González es el “chico para todo”, en el mejor de los sentidos del término: pese a tener una notable calidad y capacidad técnica es el primero que da ejemplo a la hora de llevar el mono de trabajo: se suma con inteligencia, fuerza y criterio al ataque; aporta un equilibrio fundamental en defensa. Un todoterreno que aúna trabajo y creatividad. Posiblemente el más completo: tiene criterio, regate, amplio rango de pase, visión de juego, conducción de balón, disparo, precisión en el golpeo, regate, inteligencia, fuerza, capacidad aeróbica y anaeróbica, control, entendimiento del juego global. Su inteligencia para ir a la presión y a la anticipación también son destacadas. Guillermo Amor hijo juega tal y como imagino que jugaba Guillermo Amor padre a su misma edad: un todocampista de ida y vuelta, con mucho criterio y recorrido, excelente en el juego al primer toque, con temple y calma, que no se complica y da continuidad, llegador y con notable disparo (y por tanto con facilidad para anotar). Siempre en movimiento, a su vez posee grandes dotes organizativas. Su regate y su clarividencia no deben ni mucho menos ser desestimados. Completísimo.

Sinceramente, aun probablemente sin haberles visto jugar lo suficiente, creo que estos tres diestros atesoran el talento necesario para convertirse en futbolistas. Matizo: para mí ya son grandes futbolistas. Verles jugar es un espectáculo y una delicia para el aficionado, toda una experiencia: porque además de ser vistosos son eficientes: suman un plus de calidad, saber estar y lectura en el juego que les convierte en piezas claves para que su equipo sea capaz de dominar el partido. Todo ello añadiendo, asimismo, que están rodeados de buenísimos compañeros.

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